martes, 7 de julio de 2009

Thriller


No lo comprendo, no tiene sentido. No sé dónde estoy, ni dónde estaré transcurrido un mes. No encuentro un lugar donde refugiarme de esta ola de calor en la que todo es ajeno. He sido expulsado de la prisión a patadas, tanto del alcaide como de los presidiarios a quienes consideraba compañeros, y las puertas se han cerrado desde dentro, eliminando toda posibilidad de regresar.

En el plazo de un mes he sentido la impotencia de padecer un nuevo destierro que se ha ido consumando ante mis ojos como la caída de una cadena de fichas de dominó a cámara lenta, mientras mis manos se encontraban atadas. Pero mi boca no había sido retraída por una mordaza.

martes, 19 de mayo de 2009

El hermano


Parecía ser una mañana como otra cualquiera, como otra de tantas que había tenido últimamente. Su celda permanecía escrupulosamente limpia, con los zapatos aireados a los pies del suntuoso armario de cuatro puertas. Gustaba de alinearlos para tenerlos siempre a punto por si era preciso salir corriendo. Uno de esos pares lo había comprado recientemente con la ilusión de peregrinar cada amanecer a la pirámide que, decía, le iban a encomendar construir, pero esa mañana, al contrario que las anteriores, recibió la llamada del Faraón. No contaban con él, sin haber tocado aún ni una piedra, sin haber podido demostrar su valía.

La realidad es esta y no otra. Querer desplegar las alas provoca golpes de tijera por doquier. Terminar nuestra maldita carrera y aspirar a más disuade a los caciques de ofrecernos un jornal digno. Es fácil caer en la desilusión y el hastío, pues lo que estamos viviendo no tiene nada que ver con lo que una vez llegamos a imaginar. Somos los peones de una partida de ajedrez, manejados por jugadores mediocres que nos menosprecian e ignoran nuestra verdadera valía.

jueves, 30 de abril de 2009

Rock


Sumido en mi ensimismamiento, sentado en la silla y moviendo compulsivamente las piernas, la vi pasar de largo tras el marco de la ventana. Apenas recordaba que la echaba de menos, y después de mucho tiempo volví a verla. Su esencia y su olor se habían convertido en vagos retazos dentro de mi memoria, pero ese segundo fugaz los dibujó de nuevo.

El destino había conspirado en el pasado para que nos conociéramos y quedara prendado de ella. Nunca supe si realmente me llegó a querer, y yo, sin embargo, la quise tanto que durante una época llegué a no soportarla. Mas ahí se encontraba otra vez; de un soplo olvidé todo el mal que me hizo y fui tras ella como un perrillo faldero.

sábado, 28 de marzo de 2009

Gran Colapso


Se está bien en esta nube. Llevo tiempo arrebujado entre algodones, sin más compañía que una guitarra, una pila de libros y un calendario, cuyos días van cayendo como hojas de otoño sin apenas darme cuenta. El reloj universal incrementa su frecuencia y a su vez mi reloj biológico se ralentiza, pero no me preocupa ver cómo pasa todo tan deprisa: me remuerde más otro asunto.

Se está bien, pero no se vive en esta nube. Aquí ya no aspiro a más, he alcanzado la plenitud y, teniéndolo todo, sólo queda la muerte. En el momento en que salté al abismo, escapando de mi prisión, acepté ser libre y renuncié a mi existencia.

Los hombres somos siervos de nuestros sentimientos y nuestros vicios, y una persona libre es aquella a quien nada le ata: ni contratos, ni pasiones, ni recuerdos. Si eres libre, entonces no eres un ser humano. El deseo es una necesidad, pero en el momento en que ya nada se quiere, ¿qué esperas, sino el caos? Sin desear, no se es. Y sin ser, no se existe. Por ello, en esta nube no soy, simplemente estoy.

jueves, 12 de febrero de 2009

Saltar


El lunes recibí una nota. Llegó por la ventana y se abrió sola ante mis ojos. Rubricada por mi conciencia, decía lo siguiente:

"Cuando la realidad se colorea de gris, la ilusión se aburre y se torna rutina, y no hay otra vía de escape posible, la palabra de honor dada por un hombre se amontona en el legajo de sus promesas incumplidas. Porque si él no mira por su propio interés, nadie lo hará, y si no camina hacia su meta, sino que serpentea para complacer a los demás, cuando ya nadie haya, se habrá perdido en un bosque de indecisiones y no podrá escapar."

Hacía semanas que el tedio me había paralizado huesos y cerebro. La situación se antojaba insostenible. Los pájaros que encontraba a mi paso estaban muertos, y el único que había hallado con vida se había convertido en gusano. Sin embargo, guiado por la lástima, o algún sentimiento morboso que no alcanzaba a definir, lo adopté desde entonces como mascota para que devorara todo aquello que despidiera un poco de luz. Excepto aquella nota. ¿Eran esas las órdenes procedentes del Ministerio de Inhibición Herética? Quise creer que sí.

sábado, 31 de enero de 2009

Pájaros


Abrigado con chaquetón, pantalones de pana, botas de invierno, gorro y guantes de lana, pero aun así aterido por el frío, camino diligentemente por una calle cuesta arriba, siendo hora temprana, pero en ausencia del sol, y a cada paso que doy encuentro un ave muerta en el suelo. En ocasiones son palomas; otras, golondrinas o jilgueros. Si se tratan de individuos adultos, los ignoro, pero si en cambio son crías, se me encoge el corazón. Anhelo la sensación de libertad que siempre se ha asociado a las aves, pero contemplar el abandono que decora un bulto inerte en un enlosado helado me hace replantear si es esa la libertad que deseo. Libertad que desemboca en soledad.

Si me detengo a contemplar el cadáver de una cría de golondrina, identifico varias filas de hormigas que devoran su carne, empezando por los ojos y terminando por la cloaca. Esa es la vida. En cuanto atisban un síntoma de debilidad, te arrancan lo más preciado. Lo que antes era símbolo de libertad ahora se encuentra arrebujado entre naranjas podridas y barro, y cuando sea mediodía, algunos niños jugarán con ella a la salida del colegio, respaldados por su maliciosa inocencia.

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