jueves, 17 de noviembre de 2011

Clementine


Clementine vivía en la buhardilla de un edificio antiguo de seis plantas situado en el centro histórico de la ciudad. Era un lugar reducido de apenas diez metros cuadrados, equipado con lo esencial: Cama, ropero, mesa, silla, frigorífico, fregadero, fogón y una pequeña despensa, todo ello ubicado en un mismo espacio; aparte, separado por un arco con cortinilla, el aseo con un plato de ducha. Las paredes estaban forradas, desde el suelo hasta el bajo techo de vigas de madera, con fotografías de toda la gente a la que amaba y conocía. En el suelo, a los pies de la cama, descansaban unos cuantos libros apilados junto a un quemador de incienso. Cuando Clementine no estaba presente, la pareja de gatos que, un día de lluvia, había recogido de la calle cuidaban de la buhardilla.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Autorretrato


Repasó con satisfacción lo que había escrito:

«Ingeniero en Informática sin vocación camina apresurado hacia la salida de emergencia.

Me miro al espejo y lo primero que me llama la atención es la nariz y la boca, inclinadas educadamente hacia un lado, como si quisieran olisquear alguna cosa que acabaran de dejar atrás y la cara insistiera en tirar hacia otra parte. Como buen libra, soy persona en pos del equilibrio y la excelencia, pero tiendo a caer hacia la izquierda, en todos los sentidos.

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