jueves, 12 de febrero de 2009

Saltar


El lunes recibí una nota. Llegó por la ventana y se abrió sola ante mis ojos. Rubricada por mi conciencia, decía lo siguiente:

"Cuando la realidad se colorea de gris, la ilusión se aburre y se torna rutina, y no hay otra vía de escape posible, la palabra de honor dada por un hombre se amontona en el legajo de sus promesas incumplidas. Porque si él no mira por su propio interés, nadie lo hará, y si no camina hacia su meta, sino que serpentea para complacer a los demás, cuando ya nadie haya, se habrá perdido en un bosque de indecisiones y no podrá escapar."

Hacía semanas que el tedio me había paralizado huesos y cerebro. La situación se antojaba insostenible. Los pájaros que encontraba a mi paso estaban muertos, y el único que había hallado con vida se había convertido en gusano. Sin embargo, guiado por la lástima, o algún sentimiento morboso que no alcanzaba a definir, lo adopté desde entonces como mascota para que devorara todo aquello que despidiera un poco de luz. Excepto aquella nota. ¿Eran esas las órdenes procedentes del Ministerio de Inhibición Herética? Quise creer que sí.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...