jueves, 23 de diciembre de 2010

A mis compañeros


Hace cuatro meses llegué a una nueva ciudad con una maleta y un puñado de ilusiones. Al comienzo todo sucedió demasiado rápido, en apenas una semana tenía nuevo trabajo y un piso con dos compañeros tranquilos. Excesivamente tranquilos, hasta decir basta, que fue lo que me dije.

Dado que no me conformaba con tener solo un techo bajo el que dormir, decidí volver a jugármela a finales de septiembre y visité únicamente un piso. Aposté por él porque parecía ser justamente aquello que buscaba. No era nuevo, pero estaba cuidado, y el salón era grande y acogedor, dotado de una enorme televisión donde ver películas en compañía y un equipo de música que podría dar banda sonora a interesantes conversaciones a media luz.

En cuanto a lo más importante, los compañeros de piso, tampoco tenían mala pinta. La inquilina que me recibió poseía un acento peculiar, melena rubia, semblante serio sobre unos rasgos refinados y unos ojos que eran dos balcones con vistas al mar. De inicio pensé que era holandesa, no preguntéis por qué; después supe, por razones obvias, que era francesa nacida en Lille y su seriedad se debía a que durante esos días de búsqueda de compañero de piso no paraba de recibir llamadas.

El otro inquilino era de Barcelona, un tipo alto, con aire despistado y simpático. Los ojos... bueno, también eran bonitos, pero me llamaban más la atención los de la chica, seamos sinceros. Según me dijo, tocaba la guitarra y le gustaba cantar. Inocente de mí, me ofrecí para enseñarle ritmos de carnaval, cuando resultó que no solo cantaba, sino que, de hecho, tenía un grupo de música y un álbum en ciernes. Fue él quien me llamó por teléfono y me dijo "estás dentro", dos palabras que me supusieron una reconfortante euforia.

El tercer inquilino, de Zaragoza, era una incógnita, pero la desvelé rápidamente, el segundo día desde mi instalación en el piso. No sé si antes le di la mano o le presté mi ayuda para cargar una estantería, pues la presentación tuvo lugar durante el traslado de sus muebles del ascensor al interior de la habitación. Lo que sí recuerdo es la alegría – y el alivio – que sentí con la primera impresión al verlo, un tipo bastante simpático también.

Ahora, ya llevamos viviendo todos juntos tres meses, el piso bulle de vida y música, y las novias también forman parte importante de la convivencia. Las comidas y cenas comunes, sobre todo los fines de semana, nos convierten en una pequeña familia. El horno de la cocina es una auténtica fábrica de galletas y pasteles. Las partidas de fútbol con la videoconsola son motivos de piques sanos – a veces no tanto –. Para nosotros, el Mediterráneo ya no es un mar, sino nuestro bar.

Y, aunque el fregadero siga hasta arriba de platos sucios, no me queda sino reconocer que cuando he llegado al piso – a casa –, quemado por el trabajo, ellos han estado ahí para apaciguarme y ayudarme, incluso sin ser conscientes de ello. Definitivamente, son gente divertida, con conversación y valores, que sabe escuchar. Han rebasado con creces mis expectativas cuando nadie daba un duro por mi esperanza de encontrar compañeros de piso con quienes poder hermanarme, y confío en que esta relación se prolongue hasta que cada cual decida seguir su irrevocable camino, solo o con su pareja.

Gracias, Elise, por tu dulzura y por ser la pastelera de la casa. Gracias, Xavi, por dedicarnos tantas canciones y ser quien pone el necesario contrapunto caótico. Gracias, Nacho, por ser tan atento y tener siempre una sonrisa en la cara. Gracias también a ti, Patri, por ser la otra mitad de una pareja que se profesa tanto amor y a la que muchas veces envidio. Y gracias a ti, Claudia, icono de las rubias inteligentes, por ser mi asesora personal de imagen. Gracias a todos, por ser mi familia barcelonesa.

Feliz Navidad, chicas y chicos. ¡Dos mil once será nuestro año!

7 comentarios:

  1. ¡¡Precioso!! No digo más, estoy llorando...

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  2. ¡¡ Qué sensible eres Adrián !! Me alegro que hayas encontrado lo que querías..
    Un beso.Vanesa

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  3. Me recuerdas a Anna Gavalda (cosas mías), y alientas la esperanza en el ser humano, que falta nos hace seguir creyendo, con tanto gañán suelto.

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  4. Amorcitoooooooo !!

    Eres un crackkkkkk jajajaja (yo tmb era tu asesora personal de imagen)..
    Muy grande y muy verdadero todo ;) Un besito, feliz navidad a ti y tu -otra- familia !

    Nos vemos a la vuelta con mas fifas (y, por suerte, mas juegos de Xbox), mas comidas familiares, mas platos sucios, mas pasteles, mas cosas de Francia, mas cervezas de Zaragoza y mas historias...

    Eli

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  5. Gracias por creer que aliento la esperanza en el ser humano, Anónimo, pero es fácil si las cosas se escriben con la razón y las supervisa el corazón.

    Elise, ya sé que también eres mi asesora de imagen, pero no quieras acapararlo todo en esta carta, je je.

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  6. Enhorabuena y gracias. Gracias porque leer historias así restituyen la esperanza de cualquiera.

    A seguir bien... ;)

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  7. Eres muy bueno describiendo de una manera simple y al detalle pequeños y grandes momentos que has vivido. Me alegro mucho que hayas encontrado "tu" lugar, viniendo desde otra tierra. Al igual que tú siento que he encontrado mi espacio, mi gente, aún estando muy lejos de mi tierra. Creo que esta ciudad y gente es muy integradora, y brindo por todos ellos.

    Espero que sigas muy bien, ahora dando un pasito más y adaptándote a un nuevo cambio, que te traerá mucho crecimiento. :)

    Un abrazo de tu ex-compañera de trabajo, Belén.

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