jueves, 22 de noviembre de 2012

I love you


El profesor garabatea en la pizarra lo que parece ser un edificio de tres plantas. No debe de ser muy bueno jugando al Pictionary. En el supuesto friso de la azotea escribe una frase corta:

I love you

–Si paseáis por la calle –comenta el profesor– y os encontráis con esto escrito en el edificio, os parecerá una frase cualquiera, una bonita demostración de amor sin más. Pero lo que hay escrito no es esto, sino esto otro. –Y entre paréntesis, tras la palabra love, traza una D:

I love(d) you

–Ahora ya no dice "te quiero", sino "te quería". ¿Qué pensáis ahora?

En ese momento la imaginación comienza a volar. ¿Por qué una persona siente la necesidad de escribir semejante frase en un lugar visible por todos los peatones? ¿Por qué esa persona ya no quiere a la otra? ¿Hubo una infidelidad o algún malentendido? ¿Celos, quizás? ¿Uno de los dos ha dicho basta? ¿Han sido víctimas del estrés del día a día? ¿Llegó a ser correspondido ese amor?

La intención de este ejercicio de reflexión era mostrar que una pequeña diferencia en el mensaje puede apelar a la curiosidad del lector. Un apunte muy valioso para la absorbente tarea que se me presenta en los próximos dos años.

Esto sucedió el lunes por la tarde en clase de novela y me sentí totalmente aludido, pues precisamente en esos momentos mi cabeza era un caldero hirviente de tribulaciones. Sin embargo, después de sentirme consumido durante casi treinta y seis horas, deseé escaparme a esa aula, tomar el rotulador y corregir el mensaje del profesor para escribir:

I'll love(d) you

6 comentarios:

  1. Exclente, Adrián.

    Planteas una escena que no sólo invita, sino que casi impulsa el lector a cocrear él también la parte elidida de la historia.

    Un saludo,

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    1. Gracias, Pedro, por tu comentario. Me alegro de que el texto haya conseguido el efecto deseado.

      Un abrazo.

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  2. José Luís Fariñas Ángel23 de noviembre de 2012, 23:42

    Siempre hay que encontrar ese punto que intrigue al lector y por consiguiente tenga que trabajarse la lectura. Muy bueno Adrián.

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    1. Muchas gracias por tu primer comentario, "José Luis", aunque sé que siempre me lees.

      Un beso.

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  3. Buenísimo. Miles de historias pueden surgir de las tres frases, y de ese edificio enigmático.
    ¡Saludos!

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    1. Gracias, Juanito, por tu comentario. Este edificio oculta muchas historias cotidianas, pero trascendentales para quienes las viven.

      ¡Saludos!

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