jueves, 10 de marzo de 2011

Inadvertido


En cuanto recuperó la consciencia fue invadido por una desagradable sensación de cálida humedad entre sus piernas. Se había orinado encima. Estaba tirado en mitad de una calle que no conocía, y la tumultuosa multitud de transeúntes pasaba por su lado con total indiferencia, parecía no reparar en él. Analizó extrañado su vestimenta, un traje de chaqueta completamente impecable, salvo por aquella molesta mancha en la entrepierna y las muchas tallas que le sobraban de largo. Entonces se percató de que él no vestía como lo demás, la gente iba ataviada con túnicas y turbantes. La calle la plagaban puestos ambulantes cuyos toldos agujereados permitían el ascenso de los humos de las cachimbas y los asados de cordero. A su lado encontró un maletín abierto. Hurgó dentro de él y lo único que halló fue una nota:

"¡Gracias por el dinero, hombre gris!"

No comprendió el mensaje, pero el maletín le resultó bastante atractivo. Se puso en pie, para lo cual tuvo que deshacerse del enorme traje de chaqueta al completo. Cerró el maletín, lo abrazó con fuerza y comenzó a caminar.

Los peatones seguían sin apercibirse de aquel niño de poco más de cinco años que caminaba sin ropa por entre el gentío y abrazando con fuerza un maletín de piel de cocodrilo.

1 comentario:

Si has de decir algo, dilo ahora... o cuando puedas.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...