Llevaba un buen rato despierto y no tenía ganas de levantarse, simplemente se sentía hecho un despojo. La resaca turbaba su juicio. Echó una ojeada a la estantería, se encontraba llena de libros y revistas pendientes de leer, miles de páginas que contenían mundos por descubrir, tan dolorosamente lejanos que conocerlos a veces le resultaba carente de sentido. Jamás podría escapar a uno de ellos, y el mundo real se había convertido en un lugar insípido e inestable. Pensó que quizás, mientras no se moviese de la cama, la vida permanecería en estado de pausa y dispondría del tiempo suficiente para crear una alternativa. De modo que no lo dudó, estiró el brazo hacia la mesilla, tomó su Moleskine y comenzó a escribir.
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ResponderEliminarla moleskine, homenaje a la femme française...
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